Como todo el mundo sabe, el método de expresión artística favorecido por los conejos es la reproducción sexual, esa suerte de autorretrato compartido que después hay que cuidar y alimentar y vestir y etc. Pero eso no quiere decir que no sepamos apreciar un buen dibujo. Más cuando es de algo lindo y está bien hecho.
A mí, en lo personal, me embolan un toque las naturalezas muertas. ¿Fruta? ¿Dónde está el riesgo? Prefiero una buena bandeja de salames. Sonó mal, pero lo digo en el mejor de los sentidos. Prefiero un fresco religioso, o la artística desnudez de una mujer.
El dibujo, igualmente, está dejando de existir ahora que todos tenemos cámaras de fotos. Porque, ¿qué sentido tiene representar algo cuando podemos digitalizarlo? ¿Para qué gastar mano si se puede apretar un botón?
Veo en nuestro futuro que este tipo de preguntas van a multiplicarse, a medida que las máquinas hagan todo mejor que nosotros, o mejor dicho, que ustedes, ya que no hay máquina capaz de reemplazar la magia rítmica de un conejo.
Después, por supuesto, está todo ese tema de la expresión individual. Sin ir más lejos, porque no salgo mucho del barrio, a la vuelta de casa hay una serie de paredes que siempre tienen unas pintadas hermosas. Dicen que es porque hay cerca una escuela de pintura con aerógrafo. No me consta.
Pero lo cierto es que todo sobre Padilla y sobre Camargo pueden apreciarse las obras de lo que supongo son jóvenes, porque imagino que lleva tiempo hacer una obra así, grandota; tiempo y convicción, dos características propias de la juventud.
Hay uno de Mao que le salen unos rayos cósmicos de los ojos, otro de lo que parece una Black Panther Woman, por solo nombrar un par; hay de todo tipo, para todos los gustos.
Cuánta vocación, cuánta pared, Dios mío. Arte callejero, una gran galería a cielo abierto que pone en riesgo dos ideas: que el arte lleva un marco propio, y que puede ser comercializada. En fin. Cuánta charla de arte últimamente, la pucha. Será la primavera...
En una época quise dedicarme al tema del dibujo, y descubrí que tengo dos posibles movimientos de patita: un sacudón largo, medio epiléptico, y un golpeteo tamboril rítmico, medio epiléptico. Sólo sirvo para el arte moderno, y hasta ahí. Pero bueno, no todos nacimos artistas. La mayoría somos voyeurs del arte ajeno. Otros nacimos conejos. Otros nacieron otros. Al final, tenemos que acostumbrarnos a ser los que somos, porque eso es lo que seremos.
Aguante la vida, toda. Y los que dibujan, sigan dibujando.
O no, como quieran.
Feliz... lo que sea.
#Felizloquesea les desea Pepe Bigotes.