En el año 2015 empezamos a detectar mucha presencia nikkei/japonesa en el barrio. Muchos emprendimientos y restaurantes quedaron retratados en dos entregas de “Japón en Villa Crespo”. Pasados unos años llegó el momento de volver a poner la mirada en todo lo japonés que nuestro barrio tiene para ofrecer.
Midori Jitensha
Paso por una puerta muy discreta sobre la calle Warnes pero mi radar se enciende cuando veo un cartel con ideogramas japoneses y el logo de un gato con el nombre Midori. “Una bicicletería”, pienso. Pero tiempo después veo en IG que se trata de una bicicletería pero no cualquiera. Se trata de las fixis, bicis de carrera adaptadas al ámbito urbano. Gabriel Higa te arma acá una bicicleta desde cero. Pieza por pieza y totalmente a medida (no sólo física), sino también de tus necesidades y uso. Un “Taller custom”, dice él, que después de probar durante un año el armado y desarmado de estas bicis y un estudio profundo de ellas se animó a abrir su taller en 2014. La gente llega a él por el boca en boca y porque es algo de nicho. Para gente curiosa como yo el taller (que desde afuera no dice nada porque es solo una puerta) está lleno de detalles (bicis desde ya, pero también gorras, libros, la mesa de trabajo con herramientas y quedan algunos vestigios de lo que antes fue la tintorería de sus papás. Con esto dicho, no quedan dudas de que volveré para escribir una nota más extensa.
@Midori_Jitensha
Dotonbori
Para quienes tengan ganas de viajar a Japón aunque sea por un rato, Dotonbori es una opción al alcance de la
mano. Inauguraron el local el pasado 2 de febrero y en tan solo unos pocos metros cuadrados lograron recrear un callejón japonés, con posters, la máquina expendedora de bebidas, algún sakura florecido y las tradicionales chochin (lámparas de papel). Desde la barra, para seis comensales, se pueden espiar las tres planchas de takoyaki, el plato estrella de la casa. Se trata de unas bolitas de harina con diversos rellenos: pulpo (de ahí viene su nombre), langostinos y para los vegetarianos, shiitake (hongos). Cada uno con salsa y topping especial. Si no están familiarizados con estas comidas, la primera vez que vean los “copos” de bonito seco contornéandose sobre el takoyaki será un momento inaugural.
Este tipo de comida es considerada comida callejera y de paso. Otro plato que sirven y que entra en esa misma categoría es el okonomiyaki, conocida como “tortilla japonesa”. La base también es una mezcla de harina y agua a la que se le suman repollo, cebolla de verdeo y panceta. Se pueden probar los dos estilos más famosos de okonomiyaki, el de Osaka y el de Hiroshima, conocido por llevar fideos (yakisoba) en su interior.
Sentarse en la barra y ver cómo van cocinándose los takoyaki con una buena cerveza japonesa acompañando no tiene precio… Pero si optar por la opción de delivery algo a destacar es que los toppings vienen envueltos por separado y no se humedecen así con la comida.
Dotonbori es un emprendimiento de una pareja (Emiliano y Karina) más Andrés, el hermano de ella). Emiliano, fan del takoyaki, hizo que en el año 2012 le trajeran una plancha para prepararlos y desde ese momento no paró hasta encontrar la mejor receta.
Serrano 477 | @dotonbori.ok
Una grulla en el mural
Sobre la calle Rojas al 1300 se encuentra uno de los laterales de la escuela pública nº16 Andrés Ferreyra. Ese largo paredón es un mural intervenido por diferentes artistas que cursan el taller de Georgina Ciotti. A principio de este año renovaron la fachada y aparecieron nuevas creaciones. Entre ellas una muy digna de Japón, una grulla. Este pájaro está asociado a la buena fortuna y a la longevidad. También es conocida la leyenda de las grullas de papel, que al plegar mil de ellas en forma de origami, se puede pedir un deseo.
La grulla de este mural nos trajo a la mente el recuerdo de un viejo mural de la calle Julián Alvarez esquina Jufré que desplegaba las grullas de papel. Lo sumamos a este recorrido como un recuerdo, porque en registros de mayo de 2019 ya no aparecía. Esa es la magia del arte a veces efímero de los murales. Pero la grulla siempre persiste en el barrio.
Un Japón propio
En plena cuarentena quien escribe esta nota se sintió inspirada para trabajar en algo que siempre sintió que tenía pendiente: dar talleres. Y no quedó otra que armarlos en formato online. Así nació primero “Agua caliente para el té”, un taller sobre ceremonia del té en donde apreciamos los cambios sutiles que trae cada estación y nos sumergimos en una taza de matcha. Las texturas de las cerámicas, las estampas de los kimono, los diferentes procedimientos para preparar el té que se adaptan a cada época del año. Al poco tiempo me animé a armar otro taller que se llama “Un Japón propio”, un espacio para explorar la cultura japonesa a través de muchos estímulos. Este taller tuvo sus spin offs: “UJP: Conversaciones” donde nos reunimos una vez al mes con une invitade especial para seguir armando este Japón e incluso una tote bag. Para más info, me encuentran en las redes o caminando por el barrio. ¡“Un Japón propio” se transmite por Zoom de Villa Crespo al mundo!
@ekekochi
Tintorería Yafuso
Se suma a este recorrido otra tintorería reconvertida. En este caso a restaurante.
En la esquina de Velasco y Aráoz, Yafuso le sigue haciendo frente a la pandemia con un servicio de take away. Se trata de un menú para dos personas que, dependiendo de la disponibilidad de pescados y verduras, puede ser sushi y sashimi o pescados a la parrilla, langostinos fritos, etc. Por el momento, de martes a sábados por la noche (se retira entre las 20 y las 22hs) y domingo al mediodía. ¡No vemos la hora de que la pandemia nos de una tregua y se habilite otra vez la barra de Yafuso! Para quienes ya fueron alguna vez seguramente recuerden esta imagen: Fabián cocina y hace de las suyas detrás de la barra. Alrededor están los recuerdos de la tintorería (perchas, la plancha) y los otros comensales, claro. Para quienes aún no conocen el lugar, pueden optar por esta opción de take away, obvio, y leer esta nota publicada hace un tiempo en Amo Villa Crespo: “Tintorería Yafuso: de la plancha al pescado”.
Juan Ramirez de Velasco 399
Maelitha
Sin dudas Villa Crespo es un barrio que acoge ilustradorxs y Maelitha es una de ellas. Ella se define como una “porteña japonizada”. En sus trazos se nota la influencia de la estética japonesa, mezclada con técnicas europeas, lo que da como resultado un estilo muy particular. Su tienda es online pero el anclaje físico es en el barrio. De inspiración japonesa van a encontrar el calendario Bunka, lleno de símbolos representativos de Japón, pero lo más llamativo es un mazo de cartas llamado Hanafuda. Es un maso tradicional japonés con 48 naipes que representan los 12 meses del año. Cada uno tiene un tema floral y símbolos representativos de la naturaleza. Otros: guirnaldas con máscaras de kabuki,
Por supuesto, el barrio es muy inspirador para retratar: “Hubo una época en la que dibujaba frentes de locales, me quedó la costumbre de mirar y fotografiar, a veces meto algo de eso en ilustraciones e historietas”. Maelitha, que además ilustró la tapa de este número, encuentra rastros de Japón en la librería Punc (especialmente en los mangas que hay ahí), en la barra acogedora de Yafuso (ver el punto anterior) y los sakura que florecen en el barrio, de los que se enteró a través de stories de Instagram. Ella feliz: “fue como tener un pequeño Hanami cerca de casa”.
PD. Maelitha es además quien ilustró la tapa de este número. ¿Notaron los pétalos de sakura flotando en el aire?
@maelitha
Las pizzas de Ivo
En tiempos de Instagram y de pandemia, proyectos como los de @ivo.pizzagram son un hit. Ivo no es pizzero ni se dedica a la gastronomía. Su pop up de pizzas empezó como un hobby que sigue siendo un hobby porque como dice su perfil, “Me gusta hacer pizza cada tanto”.
Y esto asegura que cada vez que le pinte hacerlas será con una entrega absoluta. ¿Cuál es el vínculo entre la pizza y Japón? Los ingredientes. La pizza Wasabi lleva mayo de wasabi, jengibre, mozzarella, salsa de soja (shoyu), cebolla de verdeo (negi) y sésamo. ¡No puedo explicarles el combo de sabor que trae la mezcla entre el queso y el wasabi! Dos potencias de continentes distintos, se saludan y se abrazan. En esta pizza de inspiración japonesa la gran inventiva es esta combinación de sabores. ¡Y la presentación! La cebolla de verdeo fileteada le da un toque especial.
El proceso que le llevó a Ivo descubrir la masa perfecta raya también lo japonés, me refiero a la obsesión: “después de bastante investigación, ensayos, pruebas y errores, llegué a una masa que me parece muy digna. Tiene 26 hs de fermentación a temperatura ambiente, y le pongo un 4% de centeno para darle un toque especial al sabor”. La observación minuciosa, obse no termina ahí: desde fines del 2019 se dedica a hacer pizzas perfeccionando todas las variables de forma bastante obsesiva y empezó a anotar todas las las variantes de la receta, qué le gustó y qué no. Pero lo más más japonés que encuentro en toda esa búsqueda es que él mismo armó un horno eléctrico especial para hacer estas pizzas.
“Mi inspiración viene de compartir con otros. Ahora con la pandemia se hizo difícil juntarse y empecé a mandar por delivery para juntadas por zoom. Y ahí pintó empezar a vender, ya que la gente que me seguía siempre preguntaba. La otra cara de la inspiración viene de la comida en general. Me encanta todo lo gastronómico y siempre busco cómo llevar lo que me gusta a la pizza. De ahí que la pizza más pedida sea la de wasabi”.
@ivo.pizzagram
Neko Sushi
En una ciudad en donde abunda el sushi, lugares como Neko son dignos de rescatar porque tienen no una, sino varias marcas distintivas. Usan pescados nacionales y frescos como la trucha patagónica, lisa, besugo, chernia, mero, lenguado y corvina, también mariscos, que además de ser una fiesta para el paladar, hace que eviten de plano el salmón, un pescado que se volvió poco deseado por sus condiciones de producción (para más info sobre esto googlear salmonicultura) . “En Neko, priorizamos trabajar con productos locales, frescos y de temporada. No trabajamos con gaseosas industriales. Tratamos de usar un packaging lo más amigable posible dentro de las posibilidades, las cajas donde viene el sushi por ejemplo son compostables, recientemente contratamos el servicio de agua filtrada y remineralizada para el salón, ya que buscamos reducir el desperdicio de botellas plásticas”, cuenta Antonela cuando le pregunto por qué se consideran eco-friendly.
Una rareza del menú: un roll con carne de Wagyu (una raza de vaca de origen japonés, criada en nuestras tierras). Para los vegetarianos, todo lo que ofrecen tiene su alternativa veggie. Otro dato: hay un menú de cuatro pasos en el salón: 1) tempura o gyoza 2) tiradito de ceviche 3) yakitori o bao 4) diez piezas de sushi.
Por último, llama la atención es la carta de vinos, pensada especialmente para acompañar lo que Anto identifica como “la delicadeza del sushi”.
Juan Ramírez de Velasco 471
@nekosushi.ar
A pasitos:
Origamiteca
La Origamiteca está por unas cuadras en un barrio que no es estrictamente Villa Crespo pero la importancia del origami ameritaba esta inclusión. Marcelo Higa (hermano de Gabriel de Midori Jitensha), uno de sus miembros, cuenta que desde que forma parte de este proyecto el origami se convirtió para él en un camino que nunca termina, algo que en Japón se conoce como “do”: “Siempre hay cosas por aprender. Y ese interés por seguir aprendiendo es lo que me motiva a seguir plegando día a día”. Marcelo sigue hablando y en sus palabras sigue hilvanando esta idea del “do”: “El origami me hizo descubrir mi destreza manual, despertó mi vocación docente, pero principalmente me ayudó a cultivar la "paciencia oriental". Cuando plegamos un modelo por primera vez podemos tener algunas complicaciones, nos podemos equivocar en algún paso, o el pliegue puede no quedar prolijo. Es normal que aparezcan esos obstáculos ya que estamos aprendiendo. Superarlos con paciencia es lo que nos hace seguir adelante sin frustraciones”.
Marcelo conoció el origami de chico a través de sus padres: su mamá sabía plegar la grulla y el barquito, pero su primer intento por plegar algo por sí mismo fue cuando su papá trajo de Japón un libro de origami. “No hay un camino único a seguir cuando estamos aprendiendo origami. Todo depende de la habilidad de cada uno y del acceso a la información que estemos usando. Es diferente si estamos aprendiendo por nuestra cuenta o a través de un docente. Para aquellas personas que están dando sus primeros pasos en el origami, suelo recomendar que tomen clases con un docente. No solamente para aprender la técnica y leer diagramas, sino también porque el docente de origami puede brindar herramientas o consejos específicos, una interacción que un libro o video no pueden dar”, dice Marcelo. Quienes se sientan atraídos por este arte van a encontrar en Origamiteca docentes especializados y muchas variedades de papel de origami para elegir. La combinación de colores y dibujos en cada uno de estos papeles es un universo en sí mismo que vale la pena explorar.
Malabia 2069
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